Organizado como un intercambio entre comunidades rurales de la Sierra de
Cádiz y de la Baja Silesia en Polonia, en concreto con la “comunidad“ (Gmina)
de Strzegom. Recorrido de 15 días y más de 3500 km en autobús, con visitas a
Venecia, Viena , Wroclaw (Breslavia), Cracovia y Praga.
14_15 de agosto EL Gastor_Setenil. La Partida.
En El Gastor tomamos el autobús que habrá de completarse con el resto de
los participantes en Setenil, para ya durante la madrugada del 15, dirigirnos
hacía Antequera para conectar con la A 92 que nos lleve en dirección a Murcia y
tomar la Autovía del Mediterraneo camino de la frontera francesa.
El grupo lo formamos unas 40 personas de las poblaciones mencionadas y
algunas más de otras localidades de la provincia de Cádiz. Natural alegría
preocupación del comienzo de cualquier viaje, más en éste por su distancia y
duración. Consabidas despedidas y un no muy nuevo autobús toma las sinuosas
carreteras de estas sierras, que hasta llegar a la altura de Antequera no nos
deparará un más plácido viaje que nos
permita dormir algo.
Alguna parada al entrar en la provincia de Murcia para tomar algún café
que aleje definitivamente un sueño que no nos llega y en la amanecida comenzar
a contemplar retazos de un Mediterraneo que despierta. Hasta llegar a un área
de servicio de la A7 , a la altura de Valencia, no tenemos la primera parada
para desayunar y estirar un poco los pies y empezar a darnos cuenta de la
dureza del viaje en autobús durante tantos días y kilómetros. Pero la emoción
del viaje todo lo puede…. La siguiente parada, pasadas ya las primeras horas de
la tarde, es en él área de la Junquera. Tras el almuerzo y una hora de
descanso, admiramos la facilidad con la que atravesamos Tras el almuerzo y una
hora de descanso, admiramos la facilidad con la que atravesamos el antiguo
puesto fronterizo, hoy más testimonial que cualquier cosa, y vemos ondear la
bandera francesa en Le Perthus. Las indicaciones en la autopista, nos hacen
soñar con Persignan, Montpellier, Nimes, Marsella : la Costa Azul francesa.
Otra parada en una de sus magníficas áreas de descanso perfectamente adaptadas
para caravanas y con sombra y verdor suficiente, que contrasta con las que
hemos dejado atrás en España; nos hace gastar nuestros primeros francos,
cambiados en la Junquera y comprobar la subida de precios con respecto a los
españoles.
Pasada la media noche entramos en tierras italianas, carreteras que
atraviesan prolongados túneles y un mar que avistamos a trechos, salpicado de
innumerables luces a lo lejos, en lo que creemos debe ser Génova.
Dejando Milán, nos acercamos a Venecia, a la que llegamos con las
primeras luces de este ya 16 de agosto. Llevamos ya más de 30 horas de autobús.
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