23 de agosto
Wroclaw y 2
Nos decidimos a volver a Wroclaw, esta vez por
nuestros propios medios y haciendo uso de la línea de autobús que pasa por
Strzegom. Veremos como nos defendemos con el idioma. La aventura está
asegurada.
Nuestra primera intención es visitar el Jardín
Botánico (Ogród Botaniczny we Wrocławiu), que encontramos atravesando unos de los numerosos puentes sobre el
Oder sin mucha dificultad. Hermoso y didáctico jardín, alrededor de un lago en
forma de “U”, con arbolarios, invernadero tropical, hermosas rosaledas, plantas
autóctonas de Polonia, plantas alpinas, etc.
Hasta fósiles de árboles montados
en algunos de sus paseos. Nos perdemos entre sus parterres y disfrutamos del
color y el olor de este autentico paraíso en el centro de la ciudad. Y también
del frescor, puesto que hace un calor húmedo que creíamos que no íbamos a
sufrir en estas latitudes.
Ahora
podemos apreciar mejor la belleza de esta ciudad, otra más denominada la
Venecia del norte de Europa. Las islas que delimita el Oder, unidas entre si
por numerosos puentes (most), favorecen esta impresión. En una de ellas, Ostrow
Tumski, o isla de la catedral es donde se dice se fundó la ciudad. Allí se
encuentra la catedral de San Juan Bautista y el Palacio Arzobispal que
nuevamente nos dejan admirados. Atravesando el puente de la
catedral o Most Tumski, volvemos a la ciudad vieja o Stare Miaste y a su plaza
del mercado, verdadero cruce de las rutas comerciales de la Europa Central
durante varios siglos. Con edificios que
van desde el estilo renacentista hasta los propios del siglo XIX. La mayoría
reconstruidos tras la situación en que quedó Wroclaw tras la 2ª guerra mundial.
Compramos
embutidos locales y nos lo comemos en alguna plaza, una vez que nos habíamos deleitado
de nuevo con la cerveza polaca. Así se
nos vino el tiempo para marchar de nuevo a la Estación de Autobuses y buscar el
que nos devolviera a Strzegom. Tenemos dificultad para entendernos en la
ventanilla, al final nos enteramos que el autobús está ya en el anden y que
allí mismo el conductor no expenderá el
tiket. Encontramos a un emigrante chileno que muy amablemente nos facilita la
labor y tranquilizados en nuestros asientos charlamos amigablemente con él, que
nos cuenta el por qué de su emigración exilio (golpe de Pinochet) y de su
integración en la sociedad polaca. Casi sin darnos cuestas estamos otra vez en
nuestra población de residencia.
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