Larga etapa la que nos espera hoy, de más de 600 kms. Dejamos Agudal siguiendo la pista en dirección a Rich y paralela al río Ziz, pero ahora en la alta montaña. 187 kms de pistas por una geología sorprendente . Contemplamos todo tipo de accidentes geológicos, como si de una lección de geología se tratara: sinclinales, anticlinales, derrubios, conos de deyección, estratos , plegamientos, fallas….Casi todo el trayecto discurre a más de 2000m , y rodeados por picos de más de 3000. Ya más abajo, identificamos plantas de boj, pistachos y bosquetes de sabinas albar.
Son las 11 de la mañana, cuando abandonamos el Gran Atlas e incorporándonos a una carretera nacional (la N13), nos dirigimos a Midelt. Pronto divisamos una amplia llanura, el interatlas, que nos dará paso al Medio Atlas. Desde aquí, también es posible contemplar las cumbres nevadas del Gran Atlas que acabamos de dejar.
En dirección a Azrou, atravesamos el puerto más alto del medio Atlas, a 2200 m de altura. Picos nevados de estas montañas (Ayachi-El nevado), que superan fácilmente los 2200 m también nos acompañan. Paisaje más arbolado y verde que los del gran Atlas. Pronto aparecen los cedros coronando las cimas y pequeñas lagunas temporales en praderas al pié de los picos, llamadas Dayas. Los bosques de cedros se van haciendo más tupidos en la cercanía ya de Azrou, entre los que aparecen intercalados ahora, encinas y quejigos.
Hacemos una parada antes de llegar a esa ciudad, para podernos fotografiar con los monos de Berbería, que como los de Gibraltar, se acercan solícitos a los turistas para recibir frutos secos. Cedros altísimos de más de 30 m y tupido sotobosque de matorral mediterráneo.
Pasamos por Ito, y desde su mirador podemos contemplar todas las montañas dejadas atrás. Allí los franceses han dejado una placa en recuerdo de una princesa que unió las tribus de estos lugares para combatir valientemente contra los colonizadores.
Descendemos ya constantemente y entramos en la zona de Meknes, importante ciudad comunicada por autopista con Fez y Rabat, que dejamos a un lado, para ya siempre en dirección norte, proseguir hasta Chaouen. Zona de viñedos, donde se produce el vino más importante se Marruecos. Paradoja de zona de producción vinícola en un país que no bebe. Claro ,es para los infieles y allá ellos.
Kilómetros tras kilómetros, nos vamos acercando a nuestro destino. Y según vamos llegando, el paisaje se hace otra vez agreste, pero de montes cubiertos de vegetación, en un paisaje ya muy familiar , que en poco se distingue del nuestro. Estamos en el Rif. Parada en lo que fue el puesto fronterizo del protectorado español. Y con las luces de la noche, divisamos por fin Chaouen.
Alojamiento en el hotel, ahora si un hotel, cena y bajada a la población. Compras en las pocas tiendas que aun quedan abiertas y paseo por algunas de sus callejuelas, de paredes encaladas de añil. El misterio de la noche y de las luces engrandecen más , si cabe, su belleza y exotismo.
Una fina lluvia comienza a caer…
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