Miércoles
27 de marzo: Jbel Musa_Xauen
Salimos a las 6 de la mañana desde Sanlúcar
para ir recogiendo participantes durante todo el trayecto hasta Algeciras.
Embarque a las 9 de la mañana en un ferry de Balearia. El cruce del Estrecho se
nos hace corto y desembarco en Ceuta. El autobús que ha viajado con nosotros en el barco ya nos espera a la salida de la estación marítima. Desde aquí hasta la
frontera del Tarajal una vez más. Esperamos pasarla con más suerte que en otras
ocasiones. Esta vez parece que si, con los 50 pasaportes nos dirigen a una de
las ventanillas de sellado, dice de atención al cuerpo diplomático (¿?). El
tedioso trabajo de sellado lo llevan a cabo dos funcionarios, que sin duda
aligeran el proceso al encontrarse 20 € en uno de ellos (la inevitable
“mordida”). Pasaportes sellados que son de nuevo comprobados por otro policía
marroquí. Pero por fin conseguimos pasar.
Ya estamos en Marruecos, ha sido poco
más de una hora, todo un record. Pasado el paso fronterizo, esperamos a nuestro
guía Mohamed, entre multitud de taxis que ofrecen sus servicios para trasladar
a las poblaciones vecinas, principalmente Fnideq, el antiguo Castillejo
español. El transito de marroquíes cargados con pesados fardos es continuo:
adquieren en Ceuta productos no habituales en Marruecos, como los de
limpieza, para venderlos por unos
cuántos dirhan más aquí. Es verdad aquello de que en este punto fronterizo es
donde se hace más patente el paso del primer al tercer mundo. La espera termina
con la llegada de Mohamed, y partimos hacia Belionech, punto de comienzo para
nuestra subida al Musa. Carretera estrecha y en mal estado, donde las haya, que
va descendiendo hacia la bahía de Benzú. Los últimos cientos de metros hasta la
población tenemos que realizarlos ya andando y poniéndonos a prueba para la
subida al jbel Musa.
El ascenso comienza por una zigzagueante pista, que metro a metro nos va mostrando cada vez, vistas mas impresionantes del Estrecho, de la azul bahía y de las costas españolas en la lontananza o de la vecina Ceuta. El ascenso se hace duro hasta el collado, desde donde con una fortísima pendiente se corona el pico de esta otra “columna de Hercules”, la “Mujer muerta” para los ceutíes, pues esa forma es la que parece adoptar su silueta desde la lejanía.
Optamos por quedarnos en este collado y hacer allí nuestra comida, maravillándonos con las magníficas vistas. Iniciamos es el descenso por la cara oeste que es la que nos permitirá contemplar la famosa isla del Perejil. Descenso dificultoso por un canchal con abundante piedras sueltas hasta alcanzar una pequeña senda, que paralela a la costa bordea el acantilado frente al que se encuentra el islote, más que isla, de Laila o El Perejil, fruto de las consabidas disputas territoriales entre España y Marruecos. Cada vez que vemos este “peñasco” nos resulta más inexplicable esa disputa y que hubiera podido dar lugar a un conflicto de más consecuencias entre ambos estados.
Son perfectamente distinguibles en estos acantilados antiguas rasa litorales, que a modo de plataformas de abrasión dan testimonio de las fuerzas tectónicas y de las variaciones de los niveles del mar en épocas geológicas. Alcanzamos así de nuevo a Belionech y nos pasamos a saludar a a nuestro antiguo conocido Abdelila y su familia, que tan hospitalarios como siempre, se desviven por ofrecernos de lo poco que tienen. Ahora tomamos taxis para volver al autobús y ahorrarnos la fuerte subida hasta el lugar en que se encuentra, que el cansancio que traemos agradece.
Paso fronterizo del Tarajal |
El ascenso comienza por una zigzagueante pista, que metro a metro nos va mostrando cada vez, vistas mas impresionantes del Estrecho, de la azul bahía y de las costas españolas en la lontananza o de la vecina Ceuta. El ascenso se hace duro hasta el collado, desde donde con una fortísima pendiente se corona el pico de esta otra “columna de Hercules”, la “Mujer muerta” para los ceutíes, pues esa forma es la que parece adoptar su silueta desde la lejanía.
Poblado de Belionech |
Optamos por quedarnos en este collado y hacer allí nuestra comida, maravillándonos con las magníficas vistas. Iniciamos es el descenso por la cara oeste que es la que nos permitirá contemplar la famosa isla del Perejil. Descenso dificultoso por un canchal con abundante piedras sueltas hasta alcanzar una pequeña senda, que paralela a la costa bordea el acantilado frente al que se encuentra el islote, más que isla, de Laila o El Perejil, fruto de las consabidas disputas territoriales entre España y Marruecos. Cada vez que vemos este “peñasco” nos resulta más inexplicable esa disputa y que hubiera podido dar lugar a un conflicto de más consecuencias entre ambos estados.
Son perfectamente distinguibles en estos acantilados antiguas rasa litorales, que a modo de plataformas de abrasión dan testimonio de las fuerzas tectónicas y de las variaciones de los niveles del mar en épocas geológicas. Alcanzamos así de nuevo a Belionech y nos pasamos a saludar a a nuestro antiguo conocido Abdelila y su familia, que tan hospitalarios como siempre, se desviven por ofrecernos de lo poco que tienen. Ahora tomamos taxis para volver al autobús y ahorrarnos la fuerte subida hasta el lugar en que se encuentra, que el cansancio que traemos agradece.
Son las 7 de la tarde hora local, una menos
que en España, cuando partimos hacia Chaouen atravesando toda la zona costera
de Teuán. Nos acordamos de Castillejo, Cabo Negro, Río Martil,… hasta tomar en
dirección sur la carretera nacional (N2), abierta por los españoles en su día y
poco más arreglada, que lleva hasta allí.
Alojamiento en el hotel Loubar, en las
afueras de Xauen pero a pocos minutos de su medina y junto al Ras El Maa.
Tiempo justo para irnos a cenar en la misma medina y deleitarnos con la gastronomía
marroquí: la harira, la sopa tradicional marroquí elaborada a base de carne,
tomates y legumbres, no podía faltar, ni los tajines,…
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