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domingo, 21 de abril de 2013

Senderismo por las montañas del Rif 5 Marruecos 2013


31 de marzo. Chaouen-Tetuán y regreso.  


Llega el día del regreso. Nos levantamos con dos horas de diferencia con España (esta madrugada se cambió allí al horario de verano). Después del desayuno tomamos la N2 nuevamente en dirección a Tetuán. El verde del campo está exultante después de tanta lluvia, también aquí. 







En Tetuán, el autobús nos deja frente a una de las puertas de entrada a su famosa medina. El acoso para ofrecimiento de guía no puede faltar. Acordamos con uno precio y lo que queremos ver: pasear y no entrar en tiendas de alfombras ni herboristería o perfumes. 


Nos sumergimos una vez más por el laberíntico callejear de la medina y nos dejamos sugestionar por ese mundo de olores y colores que son únicos. Pasamos por el barrio del pescado con su fuerte olor, aunque no nos llega a ser del todo nauseabundo. Puestos de carnes y pollos vivos, allí mismo sacrificados según los preceptos coránicos; frutas, especies, artesanía, todo organizado dentro del aparente desorden.


 Visitamos la curtiduría con su sí nauseabundos pilones con pieles en diferentes momentos de curación. Nos entretenemos en la panadería, en las pastelerías y en los puestos de los excelentes frutos secos. Vemos el barrio judío con sus singulares arcos entre casa y casa (seis como las puntas de la estrella de David, según nos explica el guía. Y Mezquitas de siglos de oración, no sabemos ya cuántas.



Un par de horas, no disponemos de más tiempo, y salimos de la medina a la Plaza de Hassam II y a su Palacio Real, lugar de encuentro para todo el grupo. 



Todavía tenemos tiempo para un té aromatizado con flor de azahar y al que acuden raudas las abejas que casi no nos dejan disfrutar de nuestra dulce bebida.



Almuerzo de despedida en una casa-palacio de la propia medina y salida apresurada para la frontera del Tarajal para no perder el barco de las 19 h, hora española.  El paso de la frontera y el sellado de los pasaportes, al que tanto tememos, lo agilizamos con la correspondiente “mordida”, esta vez de 40 €. Y claro que funciona: nunca vi sellar pasaportes más rápidos.

Llegamos a la Estación Marítima de Ceuta a la hora prevista y una vez en la cola de embarque no lo podemos hacer. Nuestras tarjetas lo eran para el ferry de las 16 h y tendríamos que haberlas canjeado… Tampoco el autobús cabía en el de las 19 h, así que tenemos que esperarnos y cruzar el Estrecho en el de las 21.
Con algunas horas de retraso, por fin estamos en Algeciras y desde allí el retorno a nuestros puntos de salida.  En la madrugada, ya del lunes, llegamos a nuestras casas….






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