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domingo, 21 de abril de 2013

Senderismo por las montañas del Rif 3 Marruecos 2013


Viernes 29 de marzo. Ruta del Oued Laou

Hoy ha amanecido un día magnífico, lástimas que hayamos tenido que sustituir la al Bouhachem con sus interesantísimos bosques de quejigos y cedros, por esta ruta alternativa. Pero las lluvias han dejado las pistas intransitables para un autobús.
Salimos Chaouen tal como el día de ayer, pero ahora no nos separamos del curso del río Laou, que discurre encajonado en una profunda garganta que apreciamos en toda su espectacularidad ya desde la altura de la carretera que se dirige a Afertane desde Dar Aqoubaa.

Antes hemos hecho una parada, para contemplar desde las alturas, el mosaico de huertas de Ifahsa y conocer algo de la arquitectura popular del Rif , con casas con tejados a dos aguas, antes de paja y ahora cubiertos de chapas y dispuestos alrededor de un patio central.  Mohamed, nuestro guía, nos explica la curiosa propiedad de la tierra y su herencia y de ahí su estructura en pequeñísimas parcelas, fruto de las divisiones continuas entre hijos, configurando todo un mosaico de propiedades. Son huertos de autoabastecimiento para estas pequeñas poblaciones rifeñas.

Dejando la carretera, unos metros más abajo, pero a bastante altura sobre el Laou, comienza nuestro sendero. Las perspectivas, por tanto, sobre el río y la garganta no pueden ser mejores. Caminamos por una cómoda pista con las paredes rojizas de la garganta en la otra margen del río siempre acompañándonos, al igual que la silueta del Kelti, con nieve aún en su cumbre. Van apareciendo meandros de singular belleza, y de curvas tan sinuosas que serían dignos de ilustrar cualquier libro de geología, donde se aprecian con toda claridad su parte cóncava y erosiva y su orilla convexa y de depósito de materiales en forma de grandes cantos rodados.


Casi al final del itinerario, bajamos por entre matorrales de lentiscos y araar al propio río y en una de sus playas sumergimos nuestros cansados pies y comprobamos el gran caudal que lleva el río. Los más atrevidos hasta se dan un chapuzón.



 Qué mejor zona para descansar y reponer fuerzas… Siguiendo estas riberas arenosas, pronto llegamos a una de cantos rodados en uno de los meandros del Oued Laou, del que salimos teniendo que ascender ahora por una de las paredes de su garganta menos pronunciada, entre una profusa vegetación de boj, de un verdor pocas veces contemplados. Ya estamos a la altura de la población de Afertane y de la carretera, donde nos espera el autobús.



Tarde de compras en Xauen y cena en la propia plaza de Outa el Hamman, por el módico precio de 45 dh menú: Harira, tajín o pinchitos… y una exquisita ensalada de frutas como postre, como sólo saben hacer los marroquíes.

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