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martes, 13 de julio de 2010

En el Lago Tyrisjön SUECIA5

En el Lago Tyrisjön 18 de agosto de 2006
Amanece temprano en estas tierras aún a estas alturas del verano. Concretamente a las 5:18 a.m. No sólo por la mayor duración del día por la latitud donde nos encontramos, sino que también por la longitud este (14º), que nos colocaría casi en otro huso horario.
La quietud es total en el lago. Graznidos de córvidos y grullas a lo lejos. El vapor cual hilachas, se levanta y el azul del cielo se refleja en sus quietas aguas, fundiéndose como casi en una acuarela con el verdor del bosque que lo rodea.
A pesar de que la temperatura del agua a vahado a 18ºC, no nos resistimos a un chapuzón y a hacer nuestro despertar más completo. Rápido desayuno y de nuevo a los vehículos para ir a la zona montañosa fronteriza con Noruega. Más pistas forestales y paso por la ciudad de Särna. Aquí entre los objetos para souvenir, se encuentran los fabricados con renos: pieles, amuletos, cueros…, y hasta dicen que de osos.
El paisaje se va haciendo más abrupto, dejamos las rectas y planas carreteras, por otras con más pendientes. Alcanzamos así una zona donde ya no predomina el bosque, y unos montes más pelados y con evidencias de soportar fuertes y helados vientos, sustituyen al casi monótono paisaje, por repetido, que nos han venido acompañando. Estamos en la región desde donde ya se percibe las cadenas montañosas de Härjedal. Paramos en un lugar donde se observa un curioso fenómeno: los coches parados y en punto muerto, en vez de deslizarse carretera abajo en una pequeña pendiente, realizan todo lo contrario y dan la impresión de que se desplazan pendiente arriba. Debe ser el resultado de una ilusión óptica causada por las líneas topográficas del terreno.
Toda la zona presenta el aspecto de estar cubierta por las nieves gran parte del año. Suelos desnudos, con arroyadas de los deshielos, donde afloran gran cantidad de materiales rocosos y pizarras, y con una rala vegetación. Enebros enanos y piornales es lo que parece predominar. Hacia el W y el N, se aprecian las cumbres de las cadenas montañosas que casi como columna vertebral sirven de frontera entre Suecia y Noruega. En sus valles , bosques de abetos y lagos: sus reflejos son claramente visibles. Lugar lleno también de itinerarios para el senderismo, todos adecuadamente señalizados y muy concurridos en esta época. En una de las faldas de estos montes, podemos observar un reno salvaje tranquilamente pastando.
Bajando un poco, nos dirigimos a Idre, lugar de una estación invernal de esquí, muy popular en invierno. Telesillas, remontes y todo lo que acompaña a un centro turístico deportivo de estas características: hoteles, apartamentos, restaurantes. Aunque eso sí, muy bien integrados en el paisaje, casi sin discordar. En la zona de aparcamientos, aparecen unos renos muy domesticados que tranquilamente pasan entre los no muchos coches visitantes en esta época. Del tamaño de los gamos, impresionan sus bien formadas cuernas. En el holl de una de sus instalaciones tenemos ocasión de admirar una pequeña muestra de la fauna local, con ejemplares disecados y dispuestos en dioramas: renos, osos, visones, castores, lobos y muestras de minerales curiosos del lugar.
Dejando esta región, encontramos uno de los numerosos lagos donde improvisamos una rápida barbacoa. En fogones allí existentes (unos simples trozos de tuberías dispuestas verticalmente y con arena en su fondo), y con tronquitos de abedules que nosotros mismos llevamos, encendemos un fuego y sobre el que valiéndonos de unos largos pinchos metálicos, preparados para la ocasión, pinchamos gruesas salchichas y las asamos.
De nuevo la quietud de un lago, más grande que el Tyrisjön donde nos estamos alojando y con aguas mas cristalinas cristalinas.
Regresamos a la cabaña y pasamos allí plácidamente el resto de la tarde. Mediante el bote nos trasladamos a uno de los islotes vecinos para recolectar arándanos negros, muy abundantes allí y con el que elaboran numerosos dulces y mermeladas. Aprovecho para explorar estas islitas, que en gran manera están flotando sobre las aguas. Sobres las rocas que afloran se han ido depositando restos vegetales que han constituido un suelo turboso, sobre el que crece una tupida malla de líquenes y musgos. De ahí las numerosas grietas existentes, algunas muy profundas, que hacen que se deba caminar con extrema precaución. Sobre este manto vegetal, los arándanos rojos y negros, los brezos y los abedules como árboles predominantes.
Antes de terminar la tarde, no podemos dejar de probar la sauna. Sudamos en su interior casi a 100ºC., que hasta que no te acostumbra, hace casi imposible la respiración y luego las frescas aguas del lago. Relajación absoluta que nos hace sentir aún más intensamente el atardecer. Reflejos dorados de la luna sobre el lago, que a estas horas amplifica su función de espejo. Dos mundos contrapuestos sobre él que a veces hace difícil distinguir reflejos de realidad.

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