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viernes, 16 de julio de 2010

Rumbo a Estocolmo_SUECIA1. In memoriam de Felix


14 de agosto de 2006
Son las 15:20 h, a bordo de un avión de la compañía Spanier. Llevamos ya casi 4 horas de vuelo desde que salimos de Málaga. Vuelo aburrido, en una butaca separada de la ventanilla, aunque por ella tampoco se aprecia mucho: volamos sobre un manto de nubes blancas. Sufrimos varias turbulencias ,y ahora mismo, se me hace difícil proseguir con la escritura…Desde que salimos a las 6:30 de nuestra casa en dirección al aeropuerto, son muchas horas de viaje, y esto se nota.
Cerveza abordo por 3 € y sanwiches que hemos traído nosotros es nuestro almuerzo.
A las 16 h, aterrizamos por fin en el aeropuerto de Arlanda. Desde aquí unos conocidos nos trasladan en furgoneta hasta Varby (léase Vorbi), ciudad dormitorio de la gran Estocolmo. Una densa red de autovías nos llevan circunvalando la ciudad. Árboles y jardines rodean todas estas carreteras, pero no están muy verdes. Mi imagen de Suecia era más verde. Aparecen pastos casi secos y los colores pajizos, también son percibibles. Me comentan que aquí lleva sin llover casi desde junio, algo verdaderamente excepcional que explica esta “sequía” y estado de la vegetación. Ahora con nosotros parece que han llegado las lluvias. Una fina llovizna comienza a caer intermitentemente.
Llegamos al lugar de nuestro alojamiento, un barrio con bloques de 5 pisos, de ladrillos vistos rojizos y con unos pasillos cubiertos y exteriores, que dan acceso a cada vivienda. Y mucha vegetación en sus zonas comunes y ajardinadas: Arces, abedules, pinos, abetos, alerces, serbales,…y amplias superficies de césped que se mantienen de forma natural con a penas unas siegas temporales.

A Turkus (Finlandía) SUECIA2

Otro madrugón; nos levantamos a las 5:30 de la mañana, para poder coger un crucero a las 7:30. Primera impresión: ¡¡ es de día!!Podemos comprobar con nuestros propios ojos como la duración del día en estas fechas, es mayor debido a la latitud en que nos encontramos , casi 60º Lat. N.
Tomamos el metro en dirección a Estocolmo, muy concurrido ya a estas horas, por desplazar a los que van a trabajar a la ciudad. Se suceden estaciones ,“narem”, y trayectos tanto bajo túneles como en superficie. Trasbordo a una línea de autobús, que nos deja en el puerto de embarque. Una fina lluvia comienza a acompañarnos.
Nos embarcamos en el Isabella, buque tipo crucero de la línea Viking. Enorme buque que lo mismo embarca pasajeros que automóviles o camiones con mercancías. Nos asignan un camarote con cuatro literas y de estrechez manifiesta.
Después de un desayuno tipo “buffet”, el crucero inicia su singladura hacia Finlandia, en concreto al puerto de Turku. Por entre incontables islas e islotes nos desplazamos con una navegación placentera. Aguas de un azul oscuro a turquesa, que a penas son movidas por esta inmensa embarcación. La perspectiva de Estocolmo se nos va apareciendo según nos alejamos del muelle de atraque. Destacan las numerosas y puntiagudas torres, cubiertas por planchas de bronce oxidadas, que les dan sus peculiares colores verdiazulados.
En ambas riberas, que separan islas, una frondosa vegetación de bosque de coníferas, con Pinos silvestres y Abetos. Casitas de encanto con sus inseparables embarcaderos. Las hay de todos los tamaños y colores, desde sencillas cabañas de madera, hasta pequeños palacetes de varias plantas. El verde intenso de la vegetación, contrasta con el azulado de las aguas que navegamos. Paisaje nórdico de ensueño que una fina lluvia que comienza a caer ayuda a magnificar. Cisnes blancos, nadando en algunas orillas, ponen su nota de color y de cuentos de hadas.
Islas y más islas, más bien islotes, van siendo sorteado por el ferry. Algunas realmente pequeñas: apenas caben una cabaña, unos cuantos árboles y su embarcadero. Son como esas islas, que alguna vez uno habría soñado como lugar de su paraíso.
No vamos cruzando con otros buques que hacen el recorrido a la inversa. El dédalo de de islotes parece interminable. Navegamos en dirección NE. Las copas cónicas de los inmensos bosques de coníferas comienzan ya a cubrir toda la línea del horizonte.
Islotes más rocosos e incluso meros afloramientos de simples rocas desprovistas de toda vegetación, comienzan a flanquear nuestra ruta. Estamos saliendo de la laguna estuario (el Lago Mälare) y adentrándonos en un mar más abierto. El Báltico está tranquilo, sin apenas oleaje. Más y más cruceros de otras líneas de navegación se cruzan con el nuestro. Canales de navegación marcados con boyas dirigen este importante tráfico. Simpáticos faros a rayas blancas y rojas, señalan los afloramientos rocosos.
El Isabella, en el que navegamos es un buque de 170,9 metros de Eslora, 27,6 m de manga, puede alcanzar hasta los 21,5 nudos de velocidad y transportar 2480 pasajeros ( 2166 alojados en camarotes), según pudimos leer en su placa identificativa.
Nuestra primera escala, ya en tierras finlandesa, es en la isla de Aland, concretamente en su puerto de Mariehamn. Archipiélago más que isla en el Báltico, a medio camino entre Suecia y Finlandia.
Después de dejar atrás las 24.000 islas del archipiélago de Stockholmo, poco nos pueden impresionar este nuevo conjunto de islas e islotes. Por lo general más rocosas y desprovistas de vegetación que las dejadas atrás.
Breve parada, para desembarcar algunos pasajeros y recoger a otros, a igual que mercancías.
Por canales balizados proseguimos navegación hacia Turku. Mientras tanto, damos cuenta de un almuerzo excelente y también tipo buffet. Tenemos ocasión de probar variedad de platos típicos de la cocina nórdica: salmones ahumados, anchoas, patatas cocinadas de mil formas y las típicas verduras de este tipo de comidas. Bebida libre, cerveza o vino español (tinto), que ya es raro en las restricciones de alcohol que padece Suecia. Pero estamos en Finlandia, no conviene olvidarlo, y no ya porque a esta altura del viaje lo estemos, sino porque el barco navega bajo bandera finlandesa. Aprovechando estas circunstancias, en sus tiendas Tax Free, se venden cervezas bastante más baratas que en Suecia, lo que aprovechan los suecos, y nosotros mismos, comprando cajas de 24 latas, que después veremos sacar del barco trabajosamente por muchos de sus pasajeros.
Después de tan suculento almuerzo y aprovechando que se navega de nuevo por aguas abiertas, alejadas de islas, nos retiramos a los camarotes para una reparadora siesta que también en estas alejadas tierras se nos apetece. Una vez desplegadas las cuatro literas, el espacio en el camarote se reduce a su mínima expresión. Pero el cansancio, la digestión y el ronroneo del motor, nos ayudan a un placentero sueño. Cuando nos despertamos, el Isabella, se encuentra entrando en el nuevo conjunto de islas que nos acercan a la península de Turku. Otra vez el barco navega muy próximo a ellas. Bosques de pinos y abetos y sus inseparables Casitas de madera, embarcaderos y embarcaciones a sus puertas. Paisaje idílico donde cabe, con algunos bañistas en sus riberas, junto a los cisnes blancos.
Mar plácida y azulada que sólo el navegar del crucero rompe, desdibujando la imagen de espejo reflejada en sus aguas. Pequeños puertos deportivos, algunos veleros y una temperatura de primavera, que el sol que luce, no con tanta luminosidad como en nuestras latitudes, hace más placentera. Las lluvias finas e intermitentes, las dejamos en Stockholmo.
Así entramos en el puerto de Turku, puerto marítimo más al norte que Helsinkin, por encima de los 60º de Lat. N. , y lugar importante para las comunicaciones con Suecia y el resto de la península Escándinava. Maniobras de atraque y un sinfín de vehículos que comienzan a dejar el barco: automóviles con familias de vacaciones y también grandes “trailes” con mercancías. Según se va produciendo este desembarco, otros, entran en sus inmensas bodegas. Llama la atención la carga de contenedores, que son transportados hacia el interior por vehículos propios, distintos a los que lo han estacionado en los muelles. Las bicicletas y los kayaks, son equipajes frecuentes de los autos y furgonetas que entran y salen.
Desde la altura de la cubierta superior del Isabella, contemplamos una ciudad extensa, con algunos edificios antiguos (como grandes almacenes de piedras), próximos al puerto. Alguna picuda torre y amplias avenidas de zonas urbanizadas con gran profusión de verde, que son recorridas plácidamente por bicicletas.
No tenemos tiempo para bajar y pisar siquiera las tierras finlandesas. En cuanto sean cargados los vehículos y mercancías que esperan, se inicia el regreso a Estocolmo.
Aquí, en vez de gaviotas, son las grajillas las que han salido al encuentro del barco y revolotean confiadas por su cubierta dando cuenta de todos los restos de alimentos que el pasaje haya podido dejar descuidado. Son extremadamente confiadas y nos permiten fotografiarlas a poca distancia.
Con un sol, ya próximo al horizonte, el crucero comienza a retirarse del muelle y reinicia su ruta de retorno. Un hermoso sol se esconde tras un hermoso paisaje de cónicas copas de abetos, pero aquí, aunque el sol se haya ya escondido, el resplandor del atardecer tarda en esfumarse. Son las 21:15 h.
Tras prepararnos unos bocadillos y comérnoslos en los camarotes, a pesar de su prohibición señalada, y unas latas de cervezas, apenas enfriadas en el grifo del lavabo, nos aprestamos a pasar la noche con las diversiones que nos ofrece el programa del barco. Actuaciones en directo en el salón y baile con música disco en la discoteca. Un conjunto finlandés ameniza la noche con canciones en inglés en la mayoría de las actuaciones. En inglés y conocidas, por haber sido éxitos reconocibles por todos.

Cómodamente sentados y con nuestras bebidas, las siempre presentes cervezas, pues otras, de más graduación alcohólica, tienen precios desorbitados, nos avenimos a disfrutar con el espectáculo. Más que con la orquesta, con un grupo de gitanas finlandesas que ataviadas con unos trajes típicos, que llevan siempre, y las distinguen del resto de la población. Visten largas faldas negras con una gran voladura a la altura de las cinturas, camisas blancas bordadas y largas melenas sueltas. Bailan entre ellas “agarradas” y sin cortarse por beber cervezas, y cuando lo consideran piden bailes a los caballeros que las contemplan…También los señores, al albur de las cervezas, se van animando y a su vez solicitan bailes a nuestras acompañantes. Se encuentran ya un poco subidos de alcohol y “meten manos” descaradamente en cuanto pueden.
A la 1 de la noche se da por concluida la fiesta y ante el ambiente de ruido y nórdicos bebidos que vemos en la “disco”, optamos por retirarnos y descansar para mañana.

jueves, 15 de julio de 2010

Ciudad Vieja de Estocolmo_Gamla Stan SUECIA3

Amaneciendo sobre las 5 de la mañana.
                Poco más de la amanecida, sobre las 6 de la mañana, unos camareros comienzan a despertarnos a todos. Estamos llegando y a las 7:45 a.m. el barco debe estar listo para zarpar de nuevo.
Una nueva llovizna acompaña este amanecer y un plomizo Stockholmo nos recibe.
Autobús, línea de metro hacia Norsborg, nos dejan en nuestro lugar de alojamiento, Varby Gard. Breve descanso, cambio de euros por coronas suecas (a 0,11 el cambio) y algunas compras en un supermercado de un gran centro comercial. Llama especialmente la atención el precio de las gafas de lectura, desde 10 Kr (1 €).
Salida de nuevo hacia el centro de la ciudad. Visitamos la ciudad vieja –Gamla Stan-. Desde unos embarcaderos a las orillas del gran lago, tomamos unas estrechas calles que nos van subiendo hasta el centro de este enclave. Allí se encuentra el Palacio Real, imponente edificio de planta barroca, precedido de una amplia plaza semicircular, donde en este momento se está llevando a cabo el cambio de guardia. Banda a caballo toca distintas marchas militares y algunas piezas musicales conocidas, más. Todo marcado por un rígido ceremonial, compañía a caballo y pelotón a pié que realizan con acompasados pasos, distintos desfiles militares. Una gran afluencia de turistas acoge el espectáculo de soldados ataviados con uniformes del siglo pasado, yelmos plateados coronados con plumas blancas, correajes del mismo color, sobre casacas celestes, dan vistosidad a tan singular tropa.
                La imponente fachada del palacio, en estilo barroco italiano, terminada de construir en 1754, y por tanto del denominado barroco tardío, presenta 3 plantas con ventanales enmarcados por columnatas, falsos arcos , o en la planta principal, por figuras tipos cariátides.
Visitamos también la catedral de Estocolmo (Svenska Kyrkan), aledaña al Palacio Real, construida en 1306, en el lugar más alto de una de las 14 islas del actual Stockholmo, la de Stadsholmen. De estilo gótico tardío, en su interior ya que las fachadas fueron remodeladas en el s XVIII para darles cierta consonancia con el Palacio, e inspirada por tanto en el barroco. En su interior, después de abonar las correspondientes 60 Kr., encontramos 5 naves paralelas con bóvedas de crucerías, destacando en ellas un importante grupo arquitectónico de S. Jorge y el dragón. Unas pinturas del Juicio Final, una crucifixión, un altar de plata y unos adornados “asientos reales”. Sigue siendo de culto católico en una Suecia luterana…

                Desde aquí nos dejamos envolver por la magia de callejuelas con viejos edificios perfectamente conservados, nos topamos con el Museo de los Nobel, y con una encantadora plaza enmarcada por edificios pintados en atrevidos colores. Numerosas callejuelas, bajan de este barrio, todas llenas de encantos y de tiendas de regalos; destacan los objetos de plata, bares con aires tradicionales y numerosas librerías. Y así llegamos otra vez a las orillas del Mälaren. Desde ahí, buscamos el edificio que ocupa el equivalente del Ayuntamiento de la ciudad: el Stadshuset. Bello edificio de ladrillos rojos con una cuadrada torre en uno de sus extremos. Lo rodea un hermoso jardín y numerosas hiedras que trepan por sus paredes. La lluvia fina y que apena molesta, comienza a acompañarnos de nuevo ante unas magníficas vistas de la ciudad, aguas de por medio. La ciudad vieja en toda su perspectiva de torres angulares y majestuosos edificios como el Palacio Real. Los campanarios de otras iglesias (kyrkan), completan esta bella visión. Y en frente embarcaderos y otras islas-barrios de la ciudad: Södermalm.
 Pequeños ferrys hacen las veces de transporte público, uniendo estas distintas isla-barrios.
Nos dirigimos ahora a la ciudad nueva y comercial: Norrmalh, allí comemos a precio de Suecia, entrecot de ternera y las insustituibles cervezas de casi ½ litro. Estamos frente al Palacio de Conciertos (Konserthuset), en una plaza con un mercado de frutas y verduras al aire libre. Destacan los arándanos, que después tendremos ocasión de conocer y recolectar, y una gran variedad de setas. Un mercado subterráneo en la acera de enfrente, con amplios surtidos de carnes y otros productos alimenticios, nos dan idea de los hábitos alimenticios de aquí. Varias calles peatonalizadas y con tiendas de modas, parten de aquí. Y los suecos, más bien la belleza de las suecas, jóvenes y esculturales, ponen su nota de color y tipismo. Una de las calles peatonalizadas (Sveavägen), está decorada con grandes piezas  escultóricas modernas en su zona central. Una pistola con su cañón ennudado destaca como alegato  a la paz y la no violencia. Esta calle nos lleva a la T. Centralen, estación central del metro y de los transportes públicos de Estocolmo. También a Klara Kyrka, singular iglesia, con un típico cementerio en sus jardines circundantes. Volvemos a la plaza por otra de las calles paralelas, igualmente comercial y nos detenemos ante otro grupo escultórico ante el Palacio de concierto, ya; lo formas distintas figuras femeninas estilizadas en alegoría de las bellas artes y con distintos atributos alusivos a ellas. 

                Dejamos por hoy el centro de Estocolmo y regresamos a nuestro lugar de residencia a través de un denso tráfico, que amplias avenidas y cinturones de circunvalación se encargan de dirigir.

miércoles, 14 de julio de 2010

Desde Estocolmo al Lago Tyrisjön SUECIA4

Nos volvemos a levantar muy temprano, aunque la luz solar acompaña. En una furgoneta de 7 plazas, salimos desde Värby en dirección Nw., primero circunvalando la gran Estocolmo, para luego tomar dirección más al W y dirigirnos casi a la frontera con Noruega. La autovía que tomamos es la misma que conduce al aeropuerto y a Upsala, pero que dejamos por la denominada E18, en dirección a Enköping y desde aquí por la estatal E70 a Mora. Gran tráfico en la circunvalación, ya a estas horas. Pronto, dejando las autovías, un paisaje de continuos bosques de pinos nos acompañan: Pinos sylvestres y Abetos se suceden interminablemente por más de 400 km.
El paisaje es bellísimo, de un verde constante, máxime viniendo de nuestra desarbolada España, pero que de tanto repetirse llega a ser monótono. Una postal repetida hasta el infinito,…
Atravesamos algunas zonas agrícolas con pastos recién segados y compactados en grandes cilindros, que luego son plastificados. Pastos y poco más de agricultura: algún campo de patatas y algunos cultivos de mijos o similar. Y bosques y más bosques de coníferas con sus inconfundibles troncos erectos y sus copas cónicas, de corteza anaranjada en las partes superiores. Casas de campo de madera, acompañan a veces a las zonas cultivadas. Construcciones típicas, con sus acopios de leña para el duro invierno.
Limitaciones de velocidad a 90 km/h, respetado por todos los vehículos que circulan, y eso que no se ve ni siquiera un solo policía de tráfico.
Cruzamos pequeñas poblaciones con unas cuantas casas alineadas junto a la carretera, de madera pintada en diversos colores y con pequeñas praderas de césped natural, muy recortado, en sus delanteras. Limpieza absoluta y ausencia de escombros, bolsas de plásticos y otras basuras; como acostumbran a anunciar la entrada de una población en nuestras tierras del sur.
Nos acompaña un magnífico tiempo, con cielos azules y un sol radiante, pero que sin embargo, no llega a deslumbrar, lo notamos al hacer casi innecesarias las gafas de sol., Ello no quita que en algunos trayectos del itinerario, una lluvia fina comience a caer.
Áreas de descanso, con mesas y parasoles de madera, son frecuentes en los márgenes de las carreteras. Paramos en una de ellas y disfrutamos de un reponedor café , que traemos, y algunos bizcochos. Nos es irresistible no internarnos, aunque sean unos metros, en ese bosque de pinos y abetos que nos acompañan, sobre un suelo cubierto de líquenes y sin casi ninguna otra vegetación. Aquí no podemos hablar de sotobosque como allí.
Cruzamos en diversas ocasiones el río Dalälven, que discurre de W a E, por esta zona llana de la Península Escandinava, desde Noruega al Báltico. Y según nos acercamos a nuestro destino, más y más lagos aparecen.
Dejamos atrás poblaciones como Sala, Avesta, Borlänge, Hedemöra, Mora y por fin Älvdalen. Pueblos y ciudades con sabor nórdico: casas de maderas, variados colores, tejados inclinados, praderas verdes delanteras… Breve parada en Älvdalen para recoger a los propietarios de la cabaña que nos han invitado, y de nuevo hacia el NW, casi a la frontera noruega. Carretera ahora casi paralela al río Österdalälven, que viene de las montañas Härjedal, a las que también nos acercaremos luego. Carretera entre bosques de pinos y abetos, y que progresivamente se va quedando más solitaria y son pocos los vehículos, que ya se cruzan con los nuestros. Hemos venido hasta aquí por magníficas carreteras, con limitación de velocidad a 90 Km/h y que como indicábamos, es respetada por todos los conductores suecos.
Dejamos ya la carretera y tomamos pistas forestales hasta que damos con el lago Tyrisjön. En una zona próxima a sus orillas, descargamos todo el avituallamiento que traemos para pasar dos noches. Una pequeña embarcación, después, lo acercará a la cabaña. Nosotros continuamos un par de kilómetros más y ya a pié, por una pequeña senda alcanzamos la cabaña. Hermosa construcción de madera, con medios troncos ensamblados , delimitando dos estancias , una hace de cocina-comedor y la otra de salón dormitorio, con cuatro camas literas y una chimenea al fondo. Un porche delantero completa la cabaña. Como curiosidad, nos muestran la despensa: un agujero en el suelo del salón, a modo de semisótano, donde los alimentos y las bebidas se conservan a una temperatura ideal. Junto a la cabaña, algunos cobertizos para herramientas, leña, embarcaciones y hasta moto de nieve. Y troncos de abedules dispuestos para ser convertidos en leña. Un singular wáter ecológico: letrina directamente sobre un agujero del terreno. Una sauna, un pequeño comedor exterior, con barbacoa delantera y un pequeño embarcadero, completan todos los servicios. La cabaña, pues, a pié del lago, se encuentra en un sitio inmejorable. Paisaje idílico de bosques, aguas e islotes.
Antes de acomodarnos, en un pequeño bote a motor, pasamos a recoger las provisiones y el equipaje dejados anteriormente en la no lejana orilla. El bosque que rodea el lago es mayoritariamente de Pinus sylvestris, con abedules y abetos intercalados. Próximos a las orillas, algún Aliso, completa la formación arbórea. Suelo tapizado de mullidos líquenes o de arándanos, tanto rojos, como negros. Algunos brezos y enebros enanos componen el casi inexistente sotobosque. Numerosos abedules derribados muestran la causa de ello: los incisivos marcados de los castores que habitan en el lago.

Paisaje de ensueño, como decíamos, de naturaleza virgen, al menos en apariencia, pues luego encontraríamos numerosas evidencias de que se trata de una explotación forestal, perfectamente llevada. Ningún otro humano en 50 km a la redonda, exceptuando a nosotros. Los sonidos de la naturaleza nos envuelven.
Llama la atención, no obstante, la baja biodiversidad de estos bosques. En cualquiera de los nuestros, en estas circunstancias, la variedad de especies sería innumerablemente mayor. Disfrutamos de esta belleza: paseamos en el bote, exploramos islotes, fotografiamos especies, y sobre todo nos relajamos en este paraíso natural. El baño en las aguas del lago, no tan frías como cabría esperar (21ºC), no podía faltar. Visitamos el amasijo de troncos arrastrados por los castores, escuchamos a lo lejos a algún cárabo, o el “grus-grus” de las grullas. Avistamos a banaclas sobre las aguas y algunas lavanderas blancas en la cercanía de la cabaña. Nos preguntamos si no podrán ser las mismas que volvamos a ver en nuestra tierra , dentro de algunos meses, en sus invernadas allí.
El atardecer llena el lago de nuevos colores. Calma absoluta, no se mueve ni una hoja, sus aguas se transforman en un gigantesco espejo que lo refleja todo de modo invertido. Un fulgor de oro por el W, nos acompaña por breves momentos, y luego una claridad por ese lugar que se prolonga hasta la noche que ya cayó (son las 22 h).
Velada a la luz de las velas y “quinqués”, en el porche, que la placa solar sólo da para las luces interiores, y además, tampoco queremos romper la magia del lugar con luz artificial. Animada conversación alrededor de la mesa y las cervezas. También algo de whisky que hemos traído nosotros y los consiguientes relatos de misterio que siempre surgen. Nuestro amigo, el sueco, nos narra sus encuentros con extrañas criaturas en este lago helado en las largas noches de invierno.
Apartándonos un poco de la suave iluminación de la cabaña, un firmamento cuajado de estrellas nos cautiva. Buscamos constelaciones conocidas y ahí está una Osa Mayor y Menor extraordinariamente nítidas, como nunca habíamos visto. Y una Polar muy alta (por los 65º de Lat. N., a los que nos encontramos).La “cruz del verano”, el Cisne, también corona la bóveda celeste.
El frío que ya se levanta del lago, invita a que nos refugiemos en la cabaña y en el sueño, para seguir disfrutando de estas sensaciones, pero nos resistimos a abandonar tamaño espectáculo. Girones de una blanca neblina se levanta de las aguas del lago, aumentando, si cabe aún más, la magia de este lugar y su capacidad de ensoñación. Pero lo continuamos en el sueño, Eso sí, cobijados bajo un edredón que se apetece, y eso para nosotros, después de los calores que pasamos en nuestra tierra en agosto, es un doble placer.

martes, 13 de julio de 2010

En el Lago Tyrisjön SUECIA5

En el Lago Tyrisjön 18 de agosto de 2006
Amanece temprano en estas tierras aún a estas alturas del verano. Concretamente a las 5:18 a.m. No sólo por la mayor duración del día por la latitud donde nos encontramos, sino que también por la longitud este (14º), que nos colocaría casi en otro huso horario.
La quietud es total en el lago. Graznidos de córvidos y grullas a lo lejos. El vapor cual hilachas, se levanta y el azul del cielo se refleja en sus quietas aguas, fundiéndose como casi en una acuarela con el verdor del bosque que lo rodea.
A pesar de que la temperatura del agua a vahado a 18ºC, no nos resistimos a un chapuzón y a hacer nuestro despertar más completo. Rápido desayuno y de nuevo a los vehículos para ir a la zona montañosa fronteriza con Noruega. Más pistas forestales y paso por la ciudad de Särna. Aquí entre los objetos para souvenir, se encuentran los fabricados con renos: pieles, amuletos, cueros…, y hasta dicen que de osos.
El paisaje se va haciendo más abrupto, dejamos las rectas y planas carreteras, por otras con más pendientes. Alcanzamos así una zona donde ya no predomina el bosque, y unos montes más pelados y con evidencias de soportar fuertes y helados vientos, sustituyen al casi monótono paisaje, por repetido, que nos han venido acompañando. Estamos en la región desde donde ya se percibe las cadenas montañosas de Härjedal. Paramos en un lugar donde se observa un curioso fenómeno: los coches parados y en punto muerto, en vez de deslizarse carretera abajo en una pequeña pendiente, realizan todo lo contrario y dan la impresión de que se desplazan pendiente arriba. Debe ser el resultado de una ilusión óptica causada por las líneas topográficas del terreno.
Toda la zona presenta el aspecto de estar cubierta por las nieves gran parte del año. Suelos desnudos, con arroyadas de los deshielos, donde afloran gran cantidad de materiales rocosos y pizarras, y con una rala vegetación. Enebros enanos y piornales es lo que parece predominar. Hacia el W y el N, se aprecian las cumbres de las cadenas montañosas que casi como columna vertebral sirven de frontera entre Suecia y Noruega. En sus valles , bosques de abetos y lagos: sus reflejos son claramente visibles. Lugar lleno también de itinerarios para el senderismo, todos adecuadamente señalizados y muy concurridos en esta época. En una de las faldas de estos montes, podemos observar un reno salvaje tranquilamente pastando.
Bajando un poco, nos dirigimos a Idre, lugar de una estación invernal de esquí, muy popular en invierno. Telesillas, remontes y todo lo que acompaña a un centro turístico deportivo de estas características: hoteles, apartamentos, restaurantes. Aunque eso sí, muy bien integrados en el paisaje, casi sin discordar. En la zona de aparcamientos, aparecen unos renos muy domesticados que tranquilamente pasan entre los no muchos coches visitantes en esta época. Del tamaño de los gamos, impresionan sus bien formadas cuernas. En el holl de una de sus instalaciones tenemos ocasión de admirar una pequeña muestra de la fauna local, con ejemplares disecados y dispuestos en dioramas: renos, osos, visones, castores, lobos y muestras de minerales curiosos del lugar.
Dejando esta región, encontramos uno de los numerosos lagos donde improvisamos una rápida barbacoa. En fogones allí existentes (unos simples trozos de tuberías dispuestas verticalmente y con arena en su fondo), y con tronquitos de abedules que nosotros mismos llevamos, encendemos un fuego y sobre el que valiéndonos de unos largos pinchos metálicos, preparados para la ocasión, pinchamos gruesas salchichas y las asamos.
De nuevo la quietud de un lago, más grande que el Tyrisjön donde nos estamos alojando y con aguas mas cristalinas cristalinas.
Regresamos a la cabaña y pasamos allí plácidamente el resto de la tarde. Mediante el bote nos trasladamos a uno de los islotes vecinos para recolectar arándanos negros, muy abundantes allí y con el que elaboran numerosos dulces y mermeladas. Aprovecho para explorar estas islitas, que en gran manera están flotando sobre las aguas. Sobres las rocas que afloran se han ido depositando restos vegetales que han constituido un suelo turboso, sobre el que crece una tupida malla de líquenes y musgos. De ahí las numerosas grietas existentes, algunas muy profundas, que hacen que se deba caminar con extrema precaución. Sobre este manto vegetal, los arándanos rojos y negros, los brezos y los abedules como árboles predominantes.
Antes de terminar la tarde, no podemos dejar de probar la sauna. Sudamos en su interior casi a 100ºC., que hasta que no te acostumbra, hace casi imposible la respiración y luego las frescas aguas del lago. Relajación absoluta que nos hace sentir aún más intensamente el atardecer. Reflejos dorados de la luna sobre el lago, que a estas horas amplifica su función de espejo. Dos mundos contrapuestos sobre él que a veces hace difícil distinguir reflejos de realidad.

Vuelta a Estocolmo SUECIA6


                                     
De nuevo la carretera y el interminable paisaje de bosques, salpicado a trechos de lagos azules. Ahora antes de llegar a Älvdalen nos desviamos hacia el embalse de Asdammen, sobre el rio Osterdalälven. Una inmensa masa de agua de un azul limpio por un lado, la del embalse, y un oscuro verde, por otro, el del tupido bosque de pinos y abetos que se extiende tras la presa del pantano. La altura sobre este bosque, y la perspectiva que desde aquí se nos presta, lo hacen aún más impresionante y bello. Nuestra vista, hasta perderse en el horizonte, no ve más, ni menos, que árboles y más árboles, con sus copas cónicas. El río, tras la presa, convertido en un pequeño arroyuelo serpentea perezoso entre ellos.
                Nos despedimos en Älvdalen de nuestros anfitriones, residentes allí, junto a unas enormes cervezas y tenemos la ocasión de percibir la tranquila vida de esta población de no más 2000 habitantes. Casas a ambos lados de la carretera y mucho verde. Jardines que habrán de mantenerse con pocos cuidados en esta estación, y coloridas flores en todos los balcones y ventanas.
Continuamos hacia Estocolmo por la estatal E70, casi siguiendo el curso de los ríos y cruzándonos de vez en cuando con algún lago. Parada en otra área de descanso, sobre un prado verde, con el río al fondo. Y ya casi sin interrupción, a las autovías que pasando por el aeropuerto de Arlanda, atraviesan las zonas suburbanas de la capital, para dejarnos donde residimos: Värby.
                Todavía queremos sacarle más partido al día, y tras un breve descanso y unas duchas, tomamos el metro hacia T-Centrale y nos adentramos en la noche de la gran ciudad. Gran bullicio propio de una noche de sábado en cualquier ciudad. Muchos jóvenes, que por lo que vemos, también han adquirido ya la costumbre del “botellón” en el parque (los restos de botellas y basuras en esta limpia ciudad, así lo delatan).Pero sin duda , sólo estará permitido hasta unas horas, porque ya no se ve ninguno con consumo de bebidas en la calle. Si en numerosas colas para entrar en pub y discotecas.
Impresionantes suecas, de esculturales cuerpos, pelos rubios, casi blancos, en lacias caballeras, y que a nosotros los latinos nos vuelven locos. Cervezas en una terraza de un pub, con una temperatura ideal de 19ºC , que casi no nos dan tiempo de terminar. A partir de las 12 de la noche no se puede seguir bebiendo en el exterior, así que muy amablemente nos invitan a pasar al interior del local, o a marcharnos. De nuevo el metro, y atentos a la estación que nos deja en Värby Gärd.

Estocolmo: El Skasen SUECIA7

Otra vez al centro de Estocolmo, Ahora a la isla de Sjugärden, donde se encuentran la mayoría de los museos que deseamos visitar. Comenzamos por el Museo Nórdico, en un bello edificio de gran porte, con torres rematadas por pirámides tejadas. Gran escalinata en su entrada que magnifica su majestuoso aspecto. Precisamente, ante su entrada, encontramos un desfile folklórico, con trajes típicos de los más diversos lugares y a cargo de emigrantes en Suecia: Polonia, Bulgaria, Indonesia, Argentina, Chile, España,…
Visitamos, ya en el museo una exposición temporal sobre arte tradicional ruso y otra sobre arte actual. Llaman la atención unas obras realizadas con material reciclado, sobre todo una especie de cortinas confeccionada con tapones, botes y trozos de botellas, todas de plásticos. Realmente magnífico y de un colorido esplendido. También en esta planta, nos impresionó la gigantesca estatua policromada de uno de los reyes de Suecia: Carlos Gustavo Vasa. Decidimos por la hora, no subir a las plantas superiores y dirigirnos al inmediato del buque Vasa. Navío del S XVIII, naufragado aquí mismo, el día de su botación. Y recuperado y conservado “in situ” hace unos años. En el museo construido al efecto, pudimos contemplar un hermoso buque de guerra, ricamente adornado, como correspondía al orgullo de la época. En el museo se disponen toda una serie de maquetas y paneles para su interpretación.


La verdad, es que merece la pena dedicarle unas horas y disfrutar comprendiendo como era la vida en un buque de estas características. De aquí, después de alguna salchicha en un puesto callejero y algunas cervezas, nos marchamos para el Skansen.
Parque al aire libre que ocupa gran parte de la isla, creado en 1891, por iniciativa del antropólogo de la cultura tradicional sueca , Artur Hazelius. Subimos a la colina sobre la que se asienta, por unas largas escaleras metálicas. Desde allí las vistas generales de la ciudad se nos muestran en toda su plenitud. En el recinto, casas conformando barrios de siglos pasados, perfectamente conservadas y con todo su mobiliario original. Casas, comercios, pequeñas industrias, boticas, etc. Y con personal ataviados a la antigua usanza. También los distintos tipos de viviendas rurales, desde cabañas de pastores a granjas agrícolas cuasi autosuficientes y organizadas alrededor de un gran patio central. La madera como elemento de construcción, no obstante, los bosques son su mayor producción. Junto a ellas, animales domésticos con razas autóctonas: ovejas, cabras, patos…Y el aprovechamiento de sus productos y derivados. Graneros, leñeros y otras construcciones típicas del ámbito rural.
También, una amplia muestra de su fauna local, en semilibertad: renos, Alces, osos, lobos, focas en estanques, con alguna pared transparente, y distintas rapaces , como buhos y águilas.
Y ardillas, en completa libertad.
Su extensión no nos permite verlo al completo, a pesar de las horas que empleamos. El atardecer sobre la ciudad y sus torres, es sin embargo, lo suficientemente bello para compensarnos.

El Retorno: Estocolmo-Málaga SUECIA8





Últimas compras, gastar las coronas que nos quedan,…Las empleamos en gafas para lectura a 1,50 € al cambio. Y material de papelería, con papel reciclado, realmente barato.
Una tormenta llega a la ciudad como no habíamos visto mientras hemos estado aquí: truenos e intensas lluvias. Todo el trayecto hasta el aeropuerto lo hacemos así.


Llegada a Arlanda, facturación, embarque, últimas cervezas suecas y plaza en un vuelo de Spanier, que sufre casi 1 hora de retraso. Cuatro horas y media más tarde, llegada al aeropuerto de Málaga. Son las 22 horas.

                Regreso feliz.