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domingo, 22 de febrero de 2015

Fin de año en Tánger 2

1 de enero de 2015. Visita a Tetuán


Después del opíparo desayuno marroquí en el hotel, donde nunca faltan los kreps, la miel, los frutas, los zumos , los croassant... Y de visitar los jardines y comprobar la buena mañana que hace, con una temperatura que invita al paseo, nos decidimos por irnos a Tetuán. Negociamos un taxi para los cuatro por 600Dhs, ida y vuelta que no nos parece caro y desistimos de hacer el viaje en autobús (claro mucho más barato).
Los aproximados 50 km que separan dichas ciudades lo hacemos en poco más de 1 hora. Caótico tráfico al salir de Tánger con intersecciones que se cruzan sin saber como y sin que se produzcan alcances. Ya en la carretera, separados ambos carriles por una estrecha mediana, seguimos apreciando la locura de conducción que se lleva a acabo aquí.
La primera parte del trayecto transcurre entre tierras pobres con casi nada de agricultura, poco ganado y pequeños “aduares”, eso sí, con sus insustituibles mezquita. Algunos olivos y almendros y poco más. Ya en las proximidades de Tetuán encontramos terrenos mas abruptos y repoblados por pinos. Las montañas del Rif se nos hacen cercanas y sus perfiles se dibujan a nuestro sur. Tráfico igual de intenso y caótico en Tetuán donde el taxi nos deja junto a la Plaza de la catedral española o de la Victoria y donde a las cinco de la tarde nos recogerá de nuevo.


Por una calle peatonal llena de cafetines llegamos a la plaza de Hassam II y el Palacio Real.
Magnífico té a 6 Dhs en esta plaza , protegiendo , eso si, de las abejas nuestros vasos con pequeños platillos ya que éstas nada más descubrir tan dulce bebida no dejan de intentar de cualquier manera libar de ella.
Alcanzamos la medina y nos introducimos por el laberinto de sus callejuelas y zoco de telas, cacharros, carnes pescados, frutos secos, especias, etc. La cruzamos de puerta a puerta o “Bab”, en árabe. Como siempre lo mejor es dejarte llevar , llenarte de olores , de sonidos, de colores; deambular simplemente, mirar.

Algunas compras y es la hora para buscar donde almorzar : encontramos por casualidad un Riad-restaurante “El Reducto”, en la rue Essaid Zangat Zawya Kadiriya, 38 (+212539968120), mucho más estrecha que su nombre. Excelente decoración, tranquilidad y riquísimos platos genuinamente marroquíes a buen precio: harira y el mejor cuscú que he probado aquí, además de tallines de gambas o de kefta.
Reposados y satisfechos regresamos en nuestro taxi a Tánger, después de haber podido comprobar lo que siempre nos sorprende de Marruecos: la muchedumbre que sale a sus calles, a comprar o a simplemente pasear. La plaza del Palacio Real, o el mismo zoco están a rebosar.
Dejamos los vestigios de la antigua ocupación española: Cine español, iglesias, cuarteles, etc.
Ya en Tánger, salimos a cenar por la ciudad nueva, de diseño francés y por zonas con mucha influencia española: instituto Cervantes , catedral, colegio hospital español, etc.
Con una pizza tenemos ahora suficiente.

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